Amado Padre Celestial, Fuente de toda fortaleza y amor incondicional, hoy me acerco ante Tu trono de gracia con un corazón humilde y lleno de reverencia. Mi alma clama por Tu poder renovador, no solo para mí, sino especialmente por aquellos que has llamado a guiar a Tu pueblo, a ser faros de luz en este mundo, a los líderes cristianos.
Te pido, Señor, que derrames Tu Espíritu Santo con una medida abundante sobre cada uno de Tus siervos que han aceptado la noble, pero a menudo ardua, tarea de liderar. Que Tu Santo Espíritu sea su guía infalible en cada decisión, su consuelo en las pruebas, su fuente de sabiduría y discernimiento en momentos de incertidumbre, y su constante recordatorio de Tu amor y propósito.
Fortalece, Padre, sus cuerpos cansados. Dales vigor cuando se sientan agotados, descanso cuando la carga parezca demasiado pesada, y una salud robusta para que puedan cumplir el ministerio que les has encomendado sin que las dolencias físicas se interpongan. Que sus mentes estén claras y enfocadas en Tu Palabra, protegidas de la confusión, la duda y la ansiedad que el enemigo pueda intentar sembrar.
Infunde en sus corazones una paciencia inagotable, Señor. Una paciencia que refleje la Tuya, para con aquellos a quienes lideran, para con los procesos que a menudo son lentos, y para consigo mismos cuando tropiezan. Ayúdalos a recordar que el crecimiento lleva tiempo y que Tu obra en las vidas de las personas es perfecta y continua.
Que su fe se fortalezca día a día, no en sus propias capacidades, sino en Tu poder que obra en ellos. Que cada desafío sea una oportunidad para ver Tu mano poderosa en acción, recordándoles que no están solos, sino que Tú caminas a su lado, fortaleciéndolos y sosteniéndolos. Que su confianza en Ti sea su roca firme, inamovible ante cualquier tormenta.
Padre, protégelos de todo mal, tanto físico como espiritual. Guarda sus corazones, sus mentes y sus espíritus de la tentación, del desánimo, de la amargura y de la crítica destructiva. Que su identidad esté firmemente anclada en Ti, sabiendo que son amados y aceptados por lo que son en Cristo, y no por sus logros ministeriales. Rodéalos de un círculo de apoyo amoroso y genuino: esposos, familias, amigos y otros líderes que puedan animarlos y sostenerlos.
Otorga a estos líderes una visión clara y fresca de Tu corazón para la iglesia y para el mundo. Ayúdalos a discernir Tu voluntad con precisión, a hablar Tu verdad con amor y valentía, y a pastorear con compasión y sabiduría. Que su liderazgo sea un reflejo de Cristo mismo, humilde, servicial y dedicado al bienestar de Tu rebaño.
Alimenta su espíritu con Tu Palabra, Señor. Que cada día encuentren en las Escrituras un manantial de vida, de inspiración y de ánimo. Que su tiempo a solas Contigo sea un refugio precioso, donde renueven sus fuerzas y profundicen su relación Contigo. Que su amor por Ti crezca cada día, y que ese amor sea el motor principal de su servicio.
Te pido, Señor, que el gozo del Señor sea su fuerza. Que en medio de las responsabilidades, las pruebas y los sacrificios, puedan experimentar una alegría profunda y duradera que provenga de saber que están cumpliendo Tu propósito y que sus vidas están marcando una diferencia eterna.
Finalmente, Señor, encomiendo a cada líder cristiano a Tu cuidado soberano. Que Tu gracia sea suficiente para ellos, Tu poder se perfeccione en su debilidad, y Tu amor los envuelva. Ayúdalos a recordar que su recompensa no está en la tierra, sino en los cielos, y que cada acto de fidelidad es visto y valorado por Ti.
En el poderoso nombre de nuestro Señor Jesucristo, Amén.
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